Eres, un montón de cosas hermosas y también eso que no dices pero que llevas contigo.
Vacío, desolación, desgano... uno se va convirtiendo en un bulto de palabras dolorosas al pasar el tiempo estando perdido. Sin sueño pero adormecido perennemente. Como si tu cuerpo se moviera en el hastío inexplicable de un corazón al abismo del olvido inexorable... sin brújula, sin norte en la inmensa bruma de un alma que no se conoce a sí misma, o que olvidó quien era a causa de interminables raudales de dolor diario, de auto decepción infitina. Como una noche larga que no parece tener fin aunque amanezca, porque las sonrisas no son ni dan la calidez de un rayo de sol. Vivir así duele, es desgarradoramente agotador... es sentir un dolor capaz de helarte y herirte cada centímetro de la piel o de simplemente arrancarte todo vestigio de entusiasmo. Una distancia insólita entre quien fuiste, eres o serás... porque no lo sabes, no sabes como volver de los rincones de tu mente traicionera, de las esquinas de tu presente empolvado de cosas no resueltas, del hollín proveniente de recuerdos ...