Cuando pican los dedos.
Cierro los ojos. Respiro profundo, abro los ojos, observo la laptop. Levantando cuidadosamente las manos, las veo.. Con una mirada queda las observo y las poso sobre el teclado. Empiezo a mover sutilmente los dedos. Vuelvo a respirar hondo. estiro los brazos y vuelvo a apoyar suavemente las manos en las pequeñas teclas con el alfabeto. Siento y absorbo esta sensación extraña. Es como un torrente de emociones que me empuja y a pesar de eso no me resisto porque no quiero nadar contra la corriente. Mis ojos van desde la pantalla a mi vaso con agua, al porta lapiceros, a mis dedos y de nuevo a la pantalla tratando de asimilar, pero no hay tiempo para eso. Es un capricho, casi una necesidad incontrolable. Una exigencia desde el fondo del alma que cosquillea y pica en la punta de mis dedos para que bailen a su ritmo. Como una música, como un susurro sutil que puede confundir a cualquiera que no sepa escuchar. No hay tiempo para pensar, lo que es natural no nec...